viernes, 23 de septiembre de 2011
La canción de Peronelle
La canción de Peronelle
Juan José Arreola
Desde su claro huerto de manzanos, Peronelle de Armentières dirigió al maestro Guillermo su primer rondel amoroso. Puso los versos en una cesta de frutas olorosas, y el mensaje cayó como un sol de primavera en la vida oscurecida del poeta.
Guillermo de Machaut había cumplido ya los sesenta años. Su cuerpo resentido de dolencias empezaba a inclinarse hacia la tierra. Uno de sus ojos se había apagado para siempre. Sólo de vez en cuando, al oír sus antiguos versos en boca de los jóvenes enamorados, se reanimaba su corazón. Pero al leer la canción de Peronelle volvió a ser joven, tomó su rabel, y aquella noche no hubo en la ciudad más gallardo cantor de serenatas.
Mordió la carne dura y fragante de las manzanas y pensó en la juventud de aquella que se las enviaba. Y su vejez retrocedió como sombra perseguida por un rayo de luz. Contestó con una carta extensa y ardiente, intercalada de poemas juveniles.
Peronelle recibió la respuesta y su corazón latió apresuradamente. Sólo pensó en aparecer una mañana, con traje de fiesta, ante los ojos del poeta que celebraba su belleza desconocida.
Pero tuvo que esperar hasta el otoño la feria de San Dionisio. Acompañada de una sirviente fiel, sus padres consintieron en dejarla ir en peregrinación hasta el santuario. Las cartas iban y venían, cada vez más inflamadas, colmando la espera.
En la primera garita del camino, el maestro aguardó a Peronelle, avergonzado de sus años y de su ojo sin luz. Con el corazón apretado de angustia, escribía versos y notas musicales para saludar su llegada.
Peronelle se acercó envuelta en el esplendor de sus dieciocho años, incapaz de ver la fealdad del hombre que la esperaba ansioso. Y la vieja sirviente no salía de su sorpresa, viendo cómo el maestro Guillermo y Peronelle pasaban las horas diciendo rondeles y baladas, oprimiéndose las manos, temblando como dos prometidos en la víspera de sus bodas.
A pesar del ardor de sus poemas, el maestro Guillermo supo amar a Peronelle con amor puro de anciano. Y ella vio pasar indiferente a los jóvenes que la alcanzaban en la ruta. Juntos visitaron las santas iglesias, y juntos se albergaron en las posadas del camino. La fiel servidora tendía sus mantas entre los dos lechos, y San Dionisio bendijo la pureza del idilio cuando los dos enamorados se arrodillaron, con las manos juntas, al pie de su altar.
Pero ya de vuelta, en una tarde resplandeciente y a punto de separarse, Peronelle otorgó al poeta su más grande favor. Con la boca fragante, besó amorosa los labios marchitos del maestro. Y Guillermo de Machaut llevó sobre su corazón, hasta la muerte, la dorada hoja de avellano que Peronelle puso de por medio entre su beso.
FIN
Teoría de Dulcinea
Teoría de Dulcinea
Juan José Arreola
En un lugar solitario cuyo nombre no viene al caso hubo un hombre que se pasó la vida eludiendo a la mujer concreta. Prefirió el goce manual de la lectura, y se congratulaba eficazmente cada vez que un caballero andante embestía a fondo uno de esos vagos fantasmas femeninos, hechos de virtudes y faldas superpuestas, que aguardan al héroe después de cuatrocientas páginas de hazañas, embustes y despropósitos.
En el umbral de la vejez, una mujer de carne y hueso puso sitio al anacoreta en su cueva. Con cualquier pretexto entraba al aposento y lo invadía con un fuerte aroma de sudor y de lana, de joven mujer campesina recalentada por el sol.
El caballero perdió la cabeza, pero lejos de atrapar a la que tenía enfrente, se echó en pos a través de páginas y páginas, de un pomposo engendro de fantasía. Caminó muchas leguas, alanceó corderos y molinos, desbarbó unas cuantas encinas y dio tres o cuatro zapatetas en el aire.
Al volver de la búsqueda infructuosa, la muerte le aguardaba en la puerta de su casa. Sólo tuvo tiempo para dictar un testamento cavernoso, desde el fondo de su alma reseca. Pero un rostro polvoriento de pastora se lavó con lágrimas verdaderas, y tuvo un destello inútil ante la tumba del caballero demente. FIN
martes, 13 de septiembre de 2011
Nocturno rosa
A José Gorostiza
Yo también hablo de la rosa.
Pero mi rosa no es la rosa fría
ni la de piel de niño,
ni la rosa que gira
tan lentamente que su movimiento
es una misteriosa forma de la quietud.
No es la rosa sedienta,
ni la sangrante llaga,
ni la rosa coronada de espinas,
ni la rosa de la resurrección.
No es la rosa de pétalos desnudos,
ni la rosa encerada,
ni la llama de seda,
ni tampoco la rosa llamarada.
No es la rosa veleta,
ni la ulcera secreta,
ni la rosa puntual que da la hora,
ni la brújula rosa marinera.
No, no es la rosa rosa
sino la rosa increada,
la sumergida rosa,
la nocturna,
la rosa inmaterial,
la rosa hueca.
Es la rosa del tacto en las tinieblas,
es la rosa que avanza enardecida,
la rosa de rosadas uñas,
la rosa yema de los dedos ávidos,
la rosa digital
la rosa ciega.
Es la rosa moldura del oído,
la rosa oreja,
la espiral del ruido,
la rosa concha siempre abandonada
en la más alta espuma de la almohada.
Es la rosa encarnada de la boca,
la rosa que habla despierta
como si estuviera dormida.
Es la rosa entreabierta
de la que mana sombra,
la rosa entraña
que se pliega y expande
evocada, invocada, abocada,
es la rosa labial,
la rosa herida.
Es la rosa que abre los parpados,
la rosa vigilante, desvelada,
la rosa del insomnio desojada.
Es la rosa del humo,
la rosa de ceniza,
la negra rosa de carbón diamante
que silenciosa horada las tinieblas
y no ocupa lugar en el espacio.
Yo también hablo de la rosa.
Pero mi rosa no es la rosa fría
ni la de piel de niño,
ni la rosa que gira
tan lentamente que su movimiento
es una misteriosa forma de la quietud.
No es la rosa sedienta,
ni la sangrante llaga,
ni la rosa coronada de espinas,
ni la rosa de la resurrección.
No es la rosa de pétalos desnudos,
ni la rosa encerada,
ni la llama de seda,
ni tampoco la rosa llamarada.
No es la rosa veleta,
ni la ulcera secreta,
ni la rosa puntual que da la hora,
ni la brújula rosa marinera.
No, no es la rosa rosa
sino la rosa increada,
la sumergida rosa,
la nocturna,
la rosa inmaterial,
la rosa hueca.
Es la rosa del tacto en las tinieblas,
es la rosa que avanza enardecida,
la rosa de rosadas uñas,
la rosa yema de los dedos ávidos,
la rosa digital
la rosa ciega.
Es la rosa moldura del oído,
la rosa oreja,
la espiral del ruido,
la rosa concha siempre abandonada
en la más alta espuma de la almohada.
Es la rosa encarnada de la boca,
la rosa que habla despierta
como si estuviera dormida.
Es la rosa entreabierta
de la que mana sombra,
la rosa entraña
que se pliega y expande
evocada, invocada, abocada,
es la rosa labial,
la rosa herida.
Es la rosa que abre los parpados,
la rosa vigilante, desvelada,
la rosa del insomnio desojada.
Es la rosa del humo,
la rosa de ceniza,
la negra rosa de carbón diamante
que silenciosa horada las tinieblas
y no ocupa lugar en el espacio.
lunes, 12 de septiembre de 2011
Mujer
para: Fabiola López
Mujer, mujer divina
tienes el veneno que fascina en tu mirar.
mujer alabastrina,
tienes vibración de sonatina pasional,
tienes el perfume de un naranjo en flor,
el altivo porte de una majestad.
sabes de los filtros que hay en el amor,
tienes el hechizo de la liviandad,
La divina magia de un atardecer,
y la maravilla de la inspiración.
tienes en el ritmo de tu ser,
todo el palpitar de una canción.
eres la razón de mi existir, mujer.
DE: AGUSTIN LARA
Mujer, mujer divina
tienes el veneno que fascina en tu mirar.
mujer alabastrina,
tienes vibración de sonatina pasional,
tienes el perfume de un naranjo en flor,
el altivo porte de una majestad.
sabes de los filtros que hay en el amor,
tienes el hechizo de la liviandad,
La divina magia de un atardecer,
y la maravilla de la inspiración.
tienes en el ritmo de tu ser,
todo el palpitar de una canción.
eres la razón de mi existir, mujer.
DE: AGUSTIN LARA
La Luna de Miel de Hitler y Stalin
La Luna de Miel de Hitler y Stalin
Por Baldomero Vázquez, The Americano.
"Anticomunista” es uno de los estigmas más importantes dirigidos contra quienes denuncian los grandes crímenes del socialismo real y las similitudes del nazismo y el comunismo. Es una descalificación retórica y vacía, a la que vale responder resaltando no sólo las semejanzas teóricas de ambos regímenes, sino las afinidades que en la experiencia histórica tuvieron.
Debemos a Hannah Arendt, en “Los Orígenes del Totalitarismo”, el inestimable aporte de integrar el nazismo y el comunismo en un solo concepto teórico: totalitarismo. Aunque es importante apuntar que para su momento aquellos dos fenómenos sociales se encontraban en vectores temporales diferentes: el primero expiraba históricamente de manera irremediable a raíz de su derrota en la segunda guerra mundial, al otro le esperaban varias décadas de vida hasta su bienvenido fallecimiento en 1989.
Fue, precisamente, la participación de la URSS en la guerra contra Alemania, uno de los elementos más importantes de dio legitimidad mundial al comunismo soviético. La propaganda emanada del PCUS, difundida por sus sucursales alrededor del mundo, presentaría a la URSS y a Stalin como campeones de la lucha antifascista. A tal fin, se remarcaba la importancia de la derrota sufrida por Hitler en Stalingrado -campaña donde perdieron la vida alrededor de 1,1 millones de soldados soviéticos y 800 mil alemanes.
A nuestro juicio, sería erróneo extraer de esa historia de vencedor la conclusión de que Stalin y el comunismo soviético eran antifascistas por sus principios socialistas, pues su declaración de guerra contra Alemania fue una respuesta a la invasión nazi a la URSS en junio de 1941 (Operación Barbarroja). Este no fue el caso de Inglaterra y Francia, potencias que entraron en guerra contra Alemania sin haber sufrido ningún ataque militar de su parte.
Al contrario, de lo que siempre dijo la propaganda comunista, mostraremos que hubo una gran afinidad entre el comunismo estalinista y el nazismo. Prueba del entendimiento fraterno y afectuoso que hubo entre Hitler y Stalin, y que perduró durante los veintidós meses previos a la invasión alemana, fue el banquete ofrecido el 28 de septiembre de 1939 por Stalin en honor de von Ribbentrop para celebrar las exitosas invasiones a Polonia realizadas por ambos regímenes, los nazis el primero de septiembre y el 17 los comunistas soviéticos. La mutua voluntad de acentuar las relaciones políticas y económicas entre Alemania y los Soviets, marcaría el tono de los brindis (1).
Pero, la más significativa prueba de afecto y cordialidad entre los dos líderes totalitarios ocurriría el día del cumpleaños de Stalin, en diciembre de 1939. El telegrama de felicitación del Fuhrer decía: “Con motivo del sesenta aniversario de su nacimiento, le ruego reciba mis felicitaciones más sinceras. Aprovecho la ocasión para formular mis mejores votos por su salud personal y por el dichoso porvenir de los pueblos de la Unión Soviética, que mantiene amistosas relaciones con el Reich”. Y en la cordial respuesta de Stalin leemos: “Os doy las gracias por vuestra felicitación y también os expreso mi gratitud por los buenos deseos que expresáis para los pueblos de la URSS” (2).
Razonablemente Stalin no podía creer en una invasión de tan entrañable amigo, lo cual explica el comunicado emitido por la agencia TASS siete días antes del ataque: “Ante los absurdos rumores, los organismos responsables juzgan necesario afirmar que son pura propaganda lanzada por las fuerzas contrarias a la URSS y a Alemania, con el fin de extender e intensificar la guerra” (Ailsby C. TERCER REICH día a día. Ed. LIBSA. p. 139).
Esta larga luna de miel entre Hitler y Stalin es otro de los temas que nunca es abordado por los izquierdistas. Pretenden esconder la verdadera cara del socialismo, calificando de propaganda imperialista las denuncias de sus horrores.
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Muere lentamente
Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música
quien no encuentra gracia en sí mismo
quien no lee,
quien no oye música
quien no encuentra gracia en sí mismo
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos
trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su vestimenta
o bien no conversa con quien no conoce.
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos
trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su vestimenta
o bien no conversa con quien no conoce.
Muere lentamente
quien evita una pasión y su remolino de
emociones,
justamente éstas que regresanel brillo a los ojos
y restauran los corazones destrozados.
quien evita una pasión y su remolino de
emociones,
justamente éstas que regresanel brillo a los ojos
y restauran los corazones destrozados.
Muere lentamente
quien no gira el volante cuando está infeliz con
su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir
atrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos......
quien no gira el volante cuando está infeliz con
su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir
atrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos......
¡ Vive hoy !
¡ Arriesga hoy !
¡Hazlo hoy !
¡ No te dejes morir lentamente !
¡ No te impidas ser feliz !
Pablo Neruda. Escritor chileno (1904-1973) Premio Nobel de Literatura (1971)
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